HISTORIA DEL

EL ORIGEN

Luego de un cansado y azaroso viaje de más de cuarenta y cinco días desde la Ciudad de México, el Fundador de Guadalupe Lic. Don Francisco de Barbadillo y Victoria, quien había sido nombrado por la Corte Virreinal como Juez en Comisión con poderes absolutos para fundar pueblos donde habitaran los indios originaros, además enmendar los abusos de los dueños de las haciendas, que los obligaban, sometiéndolos, a trabajar en sus minas o sembradíos, situación que se había convertido en esclavitud.

Se avocó desde su llegada el 28 de Diciembre de 1714 hasta el 28 de Enero de 1715 a investigar sobre las extorsiones y maltratos que eran objeto los indios naturales en las congregas.

Lic. Don Francisco de Barbadillo y Vitoria

1714

Una de sus primeras acciones, con la ayuda del Capitán Juan Guerra Cañamar y Fray Juan de Losada, quienes desde su llegada se convirtieron en sus más efectivos colaboradores fue enviarlos a la Sierra de Tamaulipas para atraer de nuevo a los indios que rebelados, habían abandonado la Misión Franciscana que ya se había establecido en la Hacienda de San Agustín, indios que ya conocían al Capitán y al Misionero, y sabían de que habían actuado en su defensa presentando quejas que eran siempre desoídas.

Antiguo Templo de Guadalupe

1716

El día 4 de Enero se inician las mediciones para la jurisdicción del pueblo como fue concebido, a una legua por lado (Aprox. 4 kilómetros) hacia cada punto cardinal, considerándose esa fecha como de la de Fundación, pues no se hizo Acta oficial, del Pueblo y Misión de Nuestra Señora de Guadalupe, con indios naturales y algunas familias de tlaxcaltecas procedentes de Saltillo y Venado como madrineras. (Un siglo después de la Independencia y por la creación del Estado Libre y Soberano de Nuevo León se le añadirían tierras de las haciendas de Los Lermas y San Rafael al oriente obteniendo Guadalupe la categoría de Villa, el 5 de Marzo de 1825).

1736

El Obispo Fray Francisco de San Buenaventura Martínez de Tejada hizo visita pastoral en 1753, encontrando el templo caído, y la sacristía sirviendo como iglesia.
Retrato de El Obispo Fray Francisco de San Buenaventura Martínez de Tejada

Por los años de 1736 a 1755 el pueblo cayó en decadencia, las desavenencias entre los pocos tlaxcaltecas e indios naturales por causa de tierras o animales eran frecuentes, los misioneros hacían lo posible por mantenerlos en paz y obediencia, para los vecinos de Monterrey era molesto, veían alterada su entonces pacífica vida con la llegada de tantos indios, más de mil, entre casados, solteros y doncellas con total libertad para sus disoluciones, el temor de que se rebelaran era constante y cuanto crimen o asalto acontecía lo achacaban a los indios, a parte del escaso y nada oportuno apoyo oficial para sostener los pueblos.

A partir de los hallazgos que el obispo Fray Francisco de San Buenaventura Martínez de Tejada tuvo en su visita pastoral en 1753, escribió una carta al virrey proponiendo que los pueblos de Purificación, Concepción (hoy Montemorelos), Hualahuises y Agualeguas fuesen dejados como Misiones, y que todos los tlaxcaltecas residiendo en ellos fuesen concentrados en Guadalupe con el propósito de formar un pueblo y erigir un curato.

1756

En 1756 el virrey don Francisco de Güemes y Horcasitas, primer conde de Revillagigedo acordó favorablemente a la petición del Obispo y aún más, hizo una dotación por la cantidad de mil pesos para la reconstrucción del templo, los tlaxcaltecas hábiles artesanos, sentido para la música, la escultura y artesanías, ya estaban incorporados desde su alianza de 1521 con los españoles a la civilización y a la religión, de esta manera fue notable el mejoramiento poblacional, poco a poco inician el lento pero incesante progreso de Guadalupe.

A partir de esa fecha, nuestro pueblo adquirió un nuevo nombre: Pueblo de la Nueva Tlaxcala de Nuestra Señora de Guadalupe de Horcasitas (en honor al Virrey).

Otros pueblos de Nuevo León con importante herencia tlaxcalteca son San Juan, de Cadereyta Jiménez, Bustamante, Villaldama, y Río Blanco hoy municipio de Aramberri al sur del Estado.

Su lenguaje, al igual que el de los aztecas era el náhuatl, todavía en las primeras décadas del siglo XX, era común escuchar algunos vocablos que nos heredaron; chimas, cabello despeinado, tachacual, cercado de carrizo, talhuate, trozo de carne dura, chiquihuite, cesto de tejido y varios otros.

Aún existen en Guadalupe descendientes de los pobladores tlaxcaltecas, los principales apellidos son: De Luna, González, Paz, Cavazos, Sena, Reyes, Rubio. Daniel y el más representativo, Ramos. A los habitantes de Guadalupe se les adjudicó el mote de “Tecos”, probablemente por su origen, eran Tlaxcaltecos, este mote perduró hasta la década los años 30 del siglo pasado.

Hemos basado este relato con datos esenciales que escribió el Mtro. Israel Cavazos Garza en su libro “Ciudad Guadalupe, en la Historia y el la Crónica” publicado el año 2000 por la Universidad Autónoma de Nuevo León.